Vivir a lo Selma -a veces-



Una de las cosas que más me gusta de Jutta Bauer es que suele ilustrar a página limpia, despejada. Ella dice que le gustan las imágenes sencillas[1]. Hay días en que a mí también, será por eso que cuando me siento así vuelvo a tomar a Selma[2] de los libros “expuestos” en la repisa de casa y le doy una leída. Quizá en ese momento esté tan radiante de alegría o, por lo contrario, tan enturbiada, que necesito ver claras las cosas. Ni dejarme obnubilar por el brillo del diamante ni quedarme en el pozo.
“¿Qué es la felicidad?” se pregunta un perro junto a una copa de vino y, al no encontrar una respuesta, recurre al sabio, un carnero que cuenta desde la cima de una montaña la historia de Selma. La oveja es feliz a su modo, pastando, charlando con niñxs, haciendo ejercicio –que no es más ni menos que una forma irónica de decir “escapando del lobo-. Entonces el entrevistador le repregunta: “¿Y si ganara la lotería?”. Y Selva dice, segurísima, que comería aún más pasto, conversaría más con lxs niñxs y haría más ejercicio. Bien por ella.
¿Yo haría lo mismo? No estoy segura. Pero no por identificación disfruto este libro, sino porque la oveja amiga la tiene tan clara que hasta me abre un poco los ojos a mí.
Como casi siempre leo paralelamente diferentes libros, de pronto se aparecen enlaces perfectos y eso a mí me gusta tomarlo como una señal, por ejemplo este poema de Hugo Padeletti:

Pocas cosas

y sentido común
y la jarra de loza, grácil,
con el ramo
resplandeciente.

                        La difícil
extracción del sentido
es simple:

                el acto claro
en el momento claro
y pocas cosas

                        verde
sobre blanco.



[1] Entrevista a Jutta Bauer. http://revistababar.com/wp/entrevista-a-jutta-bauer/
[2] Selma, de Jutta Bauer. Fondo de Cultura Económica (colección A la orilla del viento). México D. F., 2009.

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